ITINERARIO: Relativo al camino. Descripción de una ruta, con indicación de paradas, fechas, etc.

domingo, agosto 28, 2005

DE UNA PARADA ANTERIOR...
(De Julio 15 de 2005.)
Hablaran de nosotros las civilizaciones venideras como lo hacemos nosotros de las que nos precedieron, tratando de descifrarlas, de comprender su esencia, y a la vez construyendo verdades que solo son valederas para nosotros, es decir, para los que arribamos después de su partida. Así el sentido de evolución, de desarrollo, y de permanencia cobra significado para los observadores, mas no para los protagonistas, pues su verdadera razón, lo que a ellos verdaderamente los movía, yace ahora entre sus tumbas, o fue llevado por el viento que sopló entonces. Todo vestigio de realidad, de certeza, viaja con cada quien, se esfuma dentro del corazón y la conciencia, siendo cualquier otra opinión o punto de vista, meras especulaciones, supuestos.

Algo similar nos ocurre ahora. Tratamos de descifrar lo que vivimos, lo que interpretamos de la otra persona, lo que estará pensando y que nunca nos lo dirá en persona, lo que su corazón estará sintiendo. Y tratamos de descifrar los hechos vividos, y de darle sentido y significado desde lo que nosotros creemos. Más el verdadero significado cada quien lo sabe, desde donde lo haya vivido. Y con eso debemos quedarnos: con lo que cada uno como persona sintió, expresó, compartió, dijo. Y así no habrá espacio para dudas que quizás duelan, ni para dolores o resentimientos por cosas que no eran nuestras. Así solo daremos cuentas por nosotros mismos, y no juzgaremos al otro, ni le reprocharemos, ni le reclamaremos. No habrá campo para decepciones de otros, ni para engaños ni desengaños. Así seremos responsables solo de nuestra verdad, de nuestra parte, de lo que dimos o no, de lo que hicimos u omitimos. Cada uno, frente a sí mismo, cada uno juez y testigo de sí mismo. Y la fidelidad será propia y no de otros, y la responsabilidad dejará de ser compartida, y no podremos echar culpas, ni evadirnos, ni callar a otros. Y la libertad vendrá como el mayor de los premios, pues estaremos dando desde nosotros, franca y abiertamente, sin angustias, ni temores, y no nos importará si gustamos o si nos aprueban, eso no nos corresponde, pues solo obramos desde la verdad que cada uno alberga. Y si engañamos, será un engaño con nosotros mismos, y las traiciones serán entonces personales, y cada uno será el encargado de iluminarse o enceguecerse, o de compartir con otros su luz propia o su desdicha. Pero solo será posible si ante todo amamos, si nos amamos y desde ahí compartimos. Ya no promesas, ni compromisos, ni cargas; solo vidas, almas, corazones, momentos, sentimientos compartidos. Y lo que venga del otro será grandioso, y será siempre bien recibido. Y lo disfrutaremos mientras permanezca. Pero si llegase a faltar, o si simplemente nunca llegara, no nos sentiremos perdidos, pues nada era obligatorio. La vida se comparte libremente, y no obliga a nadie ni en la forma ni en la cantidad. Sin deudas, sin dolores, sin pesares por lo que no llega. La impermanencia como camino hacia la libertad, hacia el gozo de vivir, amar, soñar, caminar, y si podemos, y queremos, entonces proponernos en la marcha compartirlo.

Lo que digan o piensen los demás no importa. Lo importante es ser siempre sinceros con nosotros mismos. El Amor se encargará del resto.

“Nada es más difícil que reconocer la libertad del otro, sobre todo cuando el
otro es una persona que se ama y se desea.
Por eso, amar es el riesgo de
querer al otro en su libertad, esperando solo la fidelidad que el se debe a sí
mismo”

OCTAVIO PAZ