ITINERARIO: Relativo al camino. Descripción de una ruta, con indicación de paradas, fechas, etc.

jueves, julio 10, 2008




DE ANGELES DE ALLA, Y DE ACA

Hoy, un poco antes de medio día, en Bogotá, ha nacido Nico, el segundo hijo de mi hermana, mi segundo sobrino, el primer niño, pero el segundo angel en casa (el primer angel es Juanita). Y digo ángeles, no por llamarlos cariñosamente, aun cuando sin duda también la palabra expresa todo el amor que siento por ellos. Los llamo ángeles simplemente porque eso es lo que son. Sin alas, al menos no evidentes para nuestros ojos, pues Juanita ya en alguna ocasión hizo uso providencial de ellas. Pero si con todo el poder y la fuerza vital que un angel posee (aca no aludire para nada a las tan mencionadas discusiones bizantinas sobre los angeles). Son simplemente angeles para mi, o por lo menos son los angeles los que se manifiestan a través de ellos.

En Bogotá, y también aca, en Montreal, he sido testigo de su presencia, de sus manifestaciones mágicas, pequeñas, casi imperceptibles, pero que pueden devolver la vida, la esperanza, la sonrisa a los labios, cuando ya parecían perdidas. Creo que así como Nicolas ahora, y antes Juanita, me acompañaban en casa, y lo siguen haciendo ahora en la distancia, decenas de otros angeles, de aquellos intinerantes, de los invisibles, me rodean por doquier. Y toman forma y posesión de acuerdo a las circunstancias: Haciendome llegar los buenos deseos y buenas vibras de todos los que conozco y amo, protegiéndome a cada paso que doy. Y ahora, rodeandome, dandome las oportunidades para recomenzar el camino.

Solo por citar algunos ejemplos de angeles montrealenses, aunque quizas sin mencionar sus nombres para no quitar la magia de su anonimato: Los angeles que me hospedaron desde el primer día en que llegué, los que se valieron de una mochila para abrirme las puertas del apartamento en el que ahora vivo. Esos que sin saber nada de mi, ni de mi historia, me dieron el chance de confiar en mi en un lugar donde soy un perfecto desconocido, o todos esos y esas, que me han regalado mañanas y tardes soleadas, noches frescas, abrazos, miradas, palabras, sonrisas y carcajadas en contadas 6 semanas.

Lo bueno de estar lejos, y porque no decirlo, un poco solo, callado y algo introspectivo, es que, si se afina bien el ojo y el oido, y por ahí los demas sentidos, se empieza a ver cada vez a más angeles, que van y vienen, que se hacen presentes a veces por un solo instante, o como todos bien lo sabemos, que se quedan ahi con nosotros la vida entera. Se sienten más cerca cuando se está lejos de todo, pero lo mejor es que se recuerda por una vez más en la vida, que no es que estén ausentes cuando no los vemos, o que debamos alejarnos de los que amamos para verlos y sentirlos. Ellos y ellas estan, aparecen, van y vienen, por unidades, decenas, centenas, y hasta miles, todos los días, y están ahí para todos los que se atrevan a creer en ellos.

Haré ahora como muy seguramente esta haciendo Nico en su pequeña cuna, y como hacía Juanita cuando apenas comenzaba a crecer: Los buscaré con los ojos, jugaré con ellos no importa donde ni como, y disfrutaré a rabiar el que estén conmigo.