ITINERARIO: Relativo al camino. Descripción de una ruta, con indicación de paradas, fechas, etc.

martes, julio 29, 2008


Como hacer para que salga? para que brinque? para que no se pierda, o se diluya esta gana de hacer cosas, esta necesidad de crear, de gritar, de hallarme y darme?. La tura, las turas, como dijera Horacio, la creatividad pura, sin nombre, sin fin, sin fondo, solo tura, envolviendolo todo, haciendo perder todos los miedos, quitándole todos los titulos que enceguecen, y todas las preocupaciones y deseos de figuración que extravían, que dilatan lo que el corazón verdaderamente busca y anhela.

El silencio y la soledad son buenos compañeros para eso. Aunque si no se limpian las orejas antes, si no se quitan todas las prendas, y se saca la basura, y se abren las puertas y las ventanas para dejar entrar y salir el aire, y mostrar por fín lo que hay adentro, se corre el riesgo de enfermarse de silencio y soledad crónicos. Por eso úrgeme ventilar el alma, avivar la mente, abrigar y consentir el corazón, ejercitar el cuerpo para que no se quiebre, para que duela menos cada día, hasta que logre estirarme, doblarme, correr y saltar por dentro y por fuera sin temor a que la hernia me frene, a que el cuerpo y el alma y el corazón se quiebren.

Y los fantasmas? Por que aún van y vienen -aparecen por las calles, o caminan por el piso de madera-. Pues que vengan de una vez por todas, para ponerles nombres, y que dejen de dar miedo, y que bailen también, o se vayan, o se callen, o dejen de parecer fantasmas, de esos que asustan y que hacen cerrar los ojos y rechinar los dientes -bruxísmo como ahora lo llaman-.

Por eso es preciso mantener viva y en forma la mente. Para que la locura deje de ser un accidente y se convierta en la gracia de vivir el presente, y en la mejor forma de estimular el corazón, la vista, el oido, el gusto, el tacto, y hasta el sexto sentido, y el septimo, y el octavo, y así sucesiva y eternamente.


sábado, julio 19, 2008


RETORNO AL PUNTO CERO
Sube y baja, baja y sube. Comienzo de semana, menos cero, Nico enfermo y yo lejos. La angustia se siente en el intestino, en los huesos. Y ni siquiera los gritos salen porque no hay quien los escuche.

Martes, sube por fín, de nuevo por encima de cero, Nico responde, ya los médicos descartan mayores complicaciones y de entre los males el menor llega, y hay entonces motivos para celebrar.

Miercoles, aguja en el pico más alto, amigo de visita en casa, y el corazón salta. Los afectos salen a celebrar todos juntos, y caminan, y hablan, y comen de todo, y no se cansan. Saben que el tiempo corre en su contra, así que es mejor no pensar mucho, solo compartir y disfrutar.

Viernes, poco más de medio dia, aguja vuelve por debajo de cero. Amigo que estaba en casa se marcha, visita relámpago, llega la ausencia de nuevo, ahora con guayabo tempranero, y ni siquiera son las cuatro de la tarde.

Nuevo sube y baja a media noche. Calor, insomnio, cansancio, euforia a pesar de todo, y la mente deja de pensar por un tiempo.


Pronto amanece, es sábado, los fantasmas están de regreso.

El sábado ya ha terminado, y ha estado por encima y debajo de cero. Mi papá ha estado en la mente y en el corazón, atravezado. Y Nico cada vez más recuperado da más y más gratos alientos.

Día de soledades, de recuerdos, de ideas, de caminar por las calles, tomar fotos, mirar, oir, saberme despierto.
Luego llegar a casa, y tratar de escribir para volver a poner la aguja en ceros. La cabeza que se raya un poco, también los sentidos, y tambien los sentimientos.

Hace ya un poco de frío. Dormiré solo, o bueno, no tan solo, dormiré con los rayes, los afectos y los sueños.

jueves, julio 10, 2008




DE ANGELES DE ALLA, Y DE ACA

Hoy, un poco antes de medio día, en Bogotá, ha nacido Nico, el segundo hijo de mi hermana, mi segundo sobrino, el primer niño, pero el segundo angel en casa (el primer angel es Juanita). Y digo ángeles, no por llamarlos cariñosamente, aun cuando sin duda también la palabra expresa todo el amor que siento por ellos. Los llamo ángeles simplemente porque eso es lo que son. Sin alas, al menos no evidentes para nuestros ojos, pues Juanita ya en alguna ocasión hizo uso providencial de ellas. Pero si con todo el poder y la fuerza vital que un angel posee (aca no aludire para nada a las tan mencionadas discusiones bizantinas sobre los angeles). Son simplemente angeles para mi, o por lo menos son los angeles los que se manifiestan a través de ellos.

En Bogotá, y también aca, en Montreal, he sido testigo de su presencia, de sus manifestaciones mágicas, pequeñas, casi imperceptibles, pero que pueden devolver la vida, la esperanza, la sonrisa a los labios, cuando ya parecían perdidas. Creo que así como Nicolas ahora, y antes Juanita, me acompañaban en casa, y lo siguen haciendo ahora en la distancia, decenas de otros angeles, de aquellos intinerantes, de los invisibles, me rodean por doquier. Y toman forma y posesión de acuerdo a las circunstancias: Haciendome llegar los buenos deseos y buenas vibras de todos los que conozco y amo, protegiéndome a cada paso que doy. Y ahora, rodeandome, dandome las oportunidades para recomenzar el camino.

Solo por citar algunos ejemplos de angeles montrealenses, aunque quizas sin mencionar sus nombres para no quitar la magia de su anonimato: Los angeles que me hospedaron desde el primer día en que llegué, los que se valieron de una mochila para abrirme las puertas del apartamento en el que ahora vivo. Esos que sin saber nada de mi, ni de mi historia, me dieron el chance de confiar en mi en un lugar donde soy un perfecto desconocido, o todos esos y esas, que me han regalado mañanas y tardes soleadas, noches frescas, abrazos, miradas, palabras, sonrisas y carcajadas en contadas 6 semanas.

Lo bueno de estar lejos, y porque no decirlo, un poco solo, callado y algo introspectivo, es que, si se afina bien el ojo y el oido, y por ahí los demas sentidos, se empieza a ver cada vez a más angeles, que van y vienen, que se hacen presentes a veces por un solo instante, o como todos bien lo sabemos, que se quedan ahi con nosotros la vida entera. Se sienten más cerca cuando se está lejos de todo, pero lo mejor es que se recuerda por una vez más en la vida, que no es que estén ausentes cuando no los vemos, o que debamos alejarnos de los que amamos para verlos y sentirlos. Ellos y ellas estan, aparecen, van y vienen, por unidades, decenas, centenas, y hasta miles, todos los días, y están ahí para todos los que se atrevan a creer en ellos.

Haré ahora como muy seguramente esta haciendo Nico en su pequeña cuna, y como hacía Juanita cuando apenas comenzaba a crecer: Los buscaré con los ojos, jugaré con ellos no importa donde ni como, y disfrutaré a rabiar el que estén conmigo.

domingo, julio 06, 2008



DIA DE MUDANZA

El pasado 1 de julio, como es tradición acá, fué el día de las mudanzas. 200.000 habitantes de la ciudad de Montreal se mudaron a un nuevo lugar durante el día Nacional de Canada, dejando sus antiguos lugares, o simplemente arrivando por primera vez a algun lugar dentro de la ciudad. Yo, que me mude por fin al que espero sea mi lugar por lo menos en los proximos 12 meses, no se si haya estado dentro de la estadistica de este día. Sin embargo, si sé que hago parte de los que experimentan esa extraña sensación de arrivar a un nuevo hogar.

Es volver a ser, además de todo, nuevo en el barrio, en el edificio. Andar las calles en bici para saber donde comprar la comida, que sitios, que calles ahora me rodean. Si hace frio en la noche, si los vecinos hacen ruido, si se entra mucho el polvo, o que dias debo sacar la basura. Es como tener de algún modo un sitio oficialmente nombrado en el mundo: 1880 de una calle con nombre de santo, con codigo postal, con puerta y número en ella, con llave que efectivamente abre puertas que ahora albergaran no solo la ropa y las pertenencias, sino también los sueños, y los recuerdos, y todos los amores que traje entre la maleta.

Así, un lugar anónimo empieza a ser propio, temporalmente. Y los ganchos se empiezan a llenar de memorias que se cuelgan, algunas, o que se pegan sobre las paredes, otras, luego de ser desarrugadas un poco con la mano sobre la cama -obviamente no hay plancha ni mesa de plancha, y presiento que dificilmente la abrá-. Y los olores comienzan a dejar de ser ajenos, y se descubren como propios. Y el aire cambia, crece, es ahora más abundante, o al menos eso parece.

Quizás el verano ayude, pues dicen los que saben que en el invierno ese aire se hace un poco escaso, y salir a buscarlo es un poco más complicado. Así que porque no aprovechar el verano, para llenar los armarios, los rincones, la nevera y la alacena con aire calido, con olores y colores, con pedazos, esquirlas, moronas, voces nuevas y viejas.

Pondré entonces junto a la puerta de mi nueva casa, como el cronopio recien mudado, las palabras sobre el muro a falta de baldosas, que inviten a visitarme como si estuviera en casa, a quien quiera que por aqui venga:

"...Un cronopio se hizo una casa y siguiendo la costumbre puso en el porche diversas baldosas que compró e hizo fabricar. Las baldosas estaban colocadas de manera que se les pudiera leer en orden. La primera decía: Bienvenidos los que llegan a este hogar. La segunda decía: La casa es chica pero el corazón es grande. La tercera decía: Le presencia del huésped es suave como el césped. La cuarta decía: Somos pobres de verdad, pero no de voluntad. la quinta decía: Este cartel anula todos los anteriores. Rajá, perro."

De "Haga como si estuviera en su casa", de Julio Cortazar,
en
Historias de Cronopios y Famas